Hans Braumüller pasó sus años escolares en Hamburgo. Ya con 16 años solía pintar todos los días. Luego de rendir en Hamburgo la Prueba de Selección Universitaria, viajó por meses como mochilero por América del Sur antes de regresar a su ciudad natal, donde estudió Licenciatura en Arte en la Universidad de Chile, graduándose con Distinción Máxima. Después inició junto a otros artistas exposiciones colectivas y proyectos de arte correo. En 1992 regresó a Hamburgo. En la Casa de Artistas Bergedorf tuvo la oportunidad de encontrar una atmósfera enriquecedora y sostener conversaciones sobre arte con sus colegas.
“Mis pinturas crecen conmigo.”
Por esto siempre vuelve a retomar sus pinturas y, aún después de años, las continúa pintando, repasando y llevándolas a un estado renovado. ¿De qué forma expresaría yo esta idea de la pintura hoy día?
Sin embargo, es para Hans Braumüller una alegría y también un sorpresivo reencuentro, cuando después de años ve una pintura que ha vendido y mira retrospectivamente a una etapa terminada de desarrollo.
“También intento cada vez sorprenderme a mí mismo con la pintura” dice Hans Braumüller.
Él experimenta con los formatos. Concibe pinturas girables, en las cuales se puede encontrar un sentido desde cualquier perspectiva. Prueba nuevos pigmentos Hightech. Lleva fragmentos de sus antiguas pinturas al óleo a nuevos lienzos, lo que a través del diálogo entre lo viejo y lo nuevo hace emerger vivaces collages. Como pintor “salvaje” puede prescindir del caballete, usando la muralla o el suelo.
El comienzo de la pintura se realiza en una libre y gestual aplicación de color en los planos, que en un principio parece pintura abstracta. “En realidad, podría terminar aquí con lo informal, o usando campos de color como Graubner o Rothko, lo encuentro legítimo y estupendo, pero para mí no es suficiente. Más adelante, quizá quiera reducir. Ahora tiene que seguir creciendo.” De lo abstracto Braumüller sigue a lo figurativo. Grandes formatos, fuertes colores, paisajes llenos de simbología indígena evocan su tierra, el Pacífico, Los Andes, el viento. En muchas capas aparecen antiquísimos signos linguísticos sudamericanos para densificar la forma y el contenido. Patrones de tejidos peruanos, pintura en cerámica, escritura, la lagartija como portadora de felicidad, un ciervo sagrado, la cruz, ornamentos de frisos. Naturaleza y símbolos fluyen uno al otro y se unen.
El color es para Hans Braumüller lo esencial de la pintura. Utiliza colores fuertes – rojo, amarillo, azul, verde – los colores limpios, puros, que sobre el lienzo parecen tejerse como textiles. “En el color se asienta el alma, la intuición, la vida. El dibujo no es más que el esqueleto, lo conceptual.”
Sara Sello es curadora de arte contemporáneo en Alemania
Extracto del texto de Sara Sello, para la exposición kunstserie.com, Galería Die Kunstreppe, Hamburgo, 2001