LAPULSACION PLANETARIA
Help Me To Paint, Santiago de Chile, 1995
Hans Braumüller mantiene su humanismo contestatario con discretos ingredientes de la plástica de los sucesos del mundo: (1) la comunicación correo, (2) su identidad errática-universal, y (3) su pintura fuerte y agresiva. Agréguese (4) su habla encerrada en la estética, por tanto, su discurso contiene proposiciones ecologistas que confirman el idealismo del Arte Correo.
Leemos este mensaje planetario que no se apaga en el formato postal, que tiene su propio dominio del presente, y que aumenta su fermento en las aulas universitarias del mundo.
Hans Braumüller actúa firmemente tanto en la protección contra los males del mundo, como en esta propuesta planetaria. También merece verse como un acto testimonial de carácter colectivo, porque el Arte Correo desde la estampilla hasta el dibujo y con las leyendas son testigos de toda decadencia social.
El mensaje “Vinieron hace poco tiempo y se apropiaron de Todo”, donde se hace reiterativo un arte no-inocente porque se intercambian sin cesar información más información, es también simulación de potencias, fábulas de mándalas, vía crucis, 500 años de resistencia … etc. No son cartas propiamente, sino “bombas recicladas”, y donde la mecha es la intimidad de la carta y el proyectil se manda en el fax que testimonia el río Jordán lleno de lágrimas, un papel blanco de fino toilette es una rememoranza del fino arte de la moda y las flores de un arte-placentero.
Desde una visualidad pura y experimental hablan los papeles de las postales, también sus pinturas intervenidas por otros artistas, donde su calidad y su tamaño no las limita, sino que las hermana en el encuentro, como las emigraciones de los animales, y en sus resultados hermosos emergen interrogantes. Por ello, su sentido alquimista está afirmando al Hombre y su Sentido, y la sobrevivencia que no tiene fronteras porque esta red aumenta en ritmo, son vocesillas escondidas en la misma desesperada información, allí sólo muestran el alma a los buitres, y que sacan sus publicitarias ganancias de sus “pequeñas ideas”.
Por otro lado, el artista está produciendo una organización de una generación entera que no se conocía con el activo Grupo Preciosa Nativa, que en su inicio –desde atrapar la propia experiencia-, han llegado a un informalismo crítico con pretensiones más letales, con símbolos de actos sin sentido, que “pueden” cambiar a la sociedad –desde una correspondencia inocente al encanto de nueva brujería cultural.
A todos ellos los veo como seres erráticos, metidos a “poéticos” de un medio incoloro, que mundialmente produce un arte que se sostiene en la incertidumbre de los Congresos; esta producción es impuesta a los cultos por la pesada carga de la industria del papel en la destrucción del medio ambiente: la serpiente que se come la cola.
La pintura aérea actúa de cartero ideológico, manifiestan la “identidad” de una especial aldea global de artistas reales por la sobrevivencia del planeta Tierra. Viven en el clima de límites y entronques de un diseño de un mundo protegido. El artista es un ente cultural de redes humanas, fibrillas de poderes y de sus deseos (Foucault), pero ellos (los poderes) se comprenden en la fuerza titánica de los eventos casuales, aunque nunca ha estado separado del azar común con la gente.
Su mochila individualista, se perfila dentro del gran universo, donde su pensamiento se hace lenguaje visual.
Lo superior estético se ubica en la libertad interpretativa de los mundos, del vértigo de las odaliscas geográficas –los países-, y tal vez, esta mítica multi-identidad en el río abrumador del humanismo es lo que obliga a su memoria a una identidad más amplia y misteriosa de la cultura.
Sin embargo con el cambio a un fuerte trabajo, -nihilización del ego-, llega a la sencillez de un organismo vivo de participación, esencialmente una actitud ecológica con la premura del mensaje como el viento de las tormentas, en el cual los artistas intervienen con su original punto de vista, según sus estéticas y cultura. La potencia máxima de es Arte Intermedia presupone una fabulosa valentía de las imágenes, donde no todas tienen una identidad, y no todas rompen las sencillas mentes clasificatorias del éxito mercantil.
Hans Braumüller reconoce a sus iguales inmediatamente para que sus mensajes estén visitando varios países: Alemania, Italia, EE.UU., Argentina, España, Japón, Francia, Bélgica, Holanda, Inglaterra, Brasil, Estonia, Yugoslavia, Croacia, Singapur, Canadá, Suecia, Uruguay …
Su sistema de traslado es una actividad colectiva creada con proyección social, en base a conexiones culturales, eventos comunes, lazos de enseñanza, donde tiene una red comunicacional amplia.
No es el centro de sí mismo la identidad de la persona, mientras en el plano alegórico su pintura explicita lo onírico que esconde un drama ecológico, un grito “anti-represivo” que hace la vida más providencial en sus opciones, y por tanto, los eventos son “intercambios productivos”, lo que se ha llamado un “aner poetikos” – hombre productivo.
Sus viajes son del mismo Yo ubicando los deseos, controlando la dispersión del juego social porque se trata de esculpirse una voluntad territorial, puesto que ya ha experimentado un proceso de una autoconsciencia en las actas/escritos, en la pintura aérea con su comentario ecológico, y con un mar de gente está ilustrando “el mundo”, en su difícil identidad planetaria.
Felipe Vilches, 1995